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ATAQUE CONTRA ISRAEL ¿Guerra en Oriente Medio? - @SoloFonseca

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Irán lanzó un ataque masivo contra Israel, escalando el conflicto y complicando la postura de EE.UU. en la región.


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Escalada del conflicto entre Israel e Irán: Ataque de misiles y tensiones nucleares

El 1 de octubre, Irán lanzó 181 misiles balísticos contra Israel, lo que provocó explosiones y la activación de sirenas antiaéreas. Aunque las defensas israelíes interceptaron el 80% de los misiles, algunos impactaron en instalaciones, incluyendo un colegio, resultando en un palestino muerto y dos israelíes heridos. Este ataque marca una escalada significativa en el conflicto, más potente que el ataque del 14 de abril, y se considera un intento serio de causar daño, a diferencia de ataques anteriores que fueron considerados ensayos.

Estados Unidos ha declarado que ayudará a Israel a responder a esta agresión, y se discute la posibilidad de atacar las instalaciones nucleares de Irán, que ha estado desarrollando su programa nuclear desde 2002. La amenaza nuclear de Irán es crítica, ya que un pequeño número de bombas podría aniquilar a Israel, un país pequeño en comparación. Un Irán nuclear tendría más capacidad de disuasión que un Israel nuclear, lo que ha llevado a Israel a intentar desmantelar su programa nuclear.

Internamente, Irán enfrenta una lucha política entre facciones reformistas y duras. Masud Peseschkian, un reformista, ha propuesto mejorar las relaciones con Occidente y negociar un nuevo acuerdo nuclear, en un contexto de crisis económica por sanciones. Sin embargo, la línea dura sigue influyendo en la política iraní, y la desconfianza hacia Israel y Estados Unidos persiste.

Por otro lado, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, ha cambiado la dinámica del conflicto desde el 7 de octubre, lo que ha llevado a una guerra prolongada de más de un año. Netanyahu busca prolongar el conflicto para aferrarse al poder debido a sus casos de corrupción, mientras que Israel enfrenta un sacrificio económico significativo, reflejado en la rebaja de su calificación crediticia.

En este contexto, Estados Unidos ha enviado ayuda militar a la región, incluyendo el portaaviones USS Truman en el Golfo de Omán, y cazas F-22 para proteger a Israel. Sin embargo, la relación entre Estados Unidos e Israel, especialmente entre Biden y Netanyahu, no es amistosa, y Biden ha instado a la desescalada mientras Israel bombardea Líbano.

Estamos ante el principio de una guerra total contra la República Islámica de Irán.

Ataque de Irán a Israel: Escalada y Consecuencias

El 1 de octubre, Israel entró en alerta máxima tras un ataque inminente de Irán. La República Islámica lanzó 181 misiles balísticos de alta velocidad contra territorio israelí. Aunque las defensas israelíes lograron interceptar la mayoría de los proyectiles, algunos impactaron, causando explosiones y activando las sirenas antiaéreas. Entre los daños, se reportó la muerte de un palestino en Hebrón y dos israelíes heridos en Cisjordania.

Este ataque marca una escalada significativa en el conflicto entre ambos países. A diferencia de ataques anteriores, como el del 13 de abril, este no fue un simple aviso o una venganza. Irán utilizó misiles balísticos hipersónicos, lo que demuestra una intención más seria de causar daño. Estos misiles, a diferencia de los de crucero, solo se impulsan al principio y siguen una trayectoria parabólica, lo que los hace más letales. Además, los misiles hipersónicos son mucho más rápidos, lo que dificulta su interceptación. En este caso, los proyectiles tardaron solo 12 minutos en llegar a Israel, dejando poco tiempo para que las defensas se prepararan.

La inversión iraní en este ataque también es significativa. Mientras que un dron iraní como el Sahed 136 cuesta entre 20.000 y 50.000 dólares, un misil hipersónico puede costar entre 10 y 30 millones de dólares. Esto subraya la seriedad del ataque y la intención de Irán de causar daño real.

Desde el punto de vista político, este ataque tiene un contexto mucho más peligroso que los anteriores. Aunque aún no se ha desatado una guerra regional, el conflicto está escalando rápidamente y las tensiones aumentan. Sin embargo, a pesar de la magnitud del ataque, los daños han sido limitados. Solo se ha confirmado la muerte de un palestino y dos israelíes heridos. Otras muertes reportadas, como la de ocho israelíes, no fueron causadas por el ataque iraní, sino por un ataque terrorista palestino en Jaffa, un incidente separado que ocurrió al mismo tiempo.

En resumen, este ataque de Irán a Israel no solo marca una escalada en el conflicto, sino que también pone de manifiesto la creciente tensión en la región, con implicaciones políticas y militares que podrían llevar a una guerra total.

Ataque con misiles a Israel: Interceptaciones, daños y consecuencias

Israel ha interceptado el 80% de los misiles lanzados en su contra, aunque muchos de los que lograron llegar a su territorio fallaron el objetivo debido a la baja precisión de los misiles iraníes. A pesar de esto, algunos impactaron en instalaciones de la fuerza aérea israelí, aunque, según las autoridades, no han causado daños graves. Sin embargo, uno de los misiles cayó en un colegio en la región de Gadera, en el centro de Israel.

En un país como Israel, los búnkeres son omnipresentes. Apenas los radares detectaron la aproximación de los misiles, las alarmas sonaron, y los 10 millones de ciudadanos corrieron a refugiarse. Este ataque, que ha sido una sorpresa para todos, aún no ha sido evaluado completamente en cuanto a los daños que ha causado. Irán ha bautizado esta ofensiva como la "Operación Promesa Verdadera 2", siendo la primera de estas operaciones la que tuvo lugar en abril.

El ataque ocurrió alrededor de las 6:30 p.m. hora española, y una hora después, Israel ya había reabierto su espacio aéreo, lo que indica que sabían que el ataque había terminado. Esto plantea la pregunta de cómo estaban tan seguros. Es posible que Irán o Estados Unidos les hubieran avisado, o que Israel contara con suficientes espías en Irán para obtener esta información.

Este detalle es crucial, ya que podría interpretarse que Irán no causó más daños porque no quería, simplemente quería enviar un mensaje. Sin embargo, también podría ser que Irán no tuviera la capacidad de causar más destrucción. Israel cuenta con numerosos escudos antimisiles, y aunque no lograron interceptar todos los misiles, sí la mayoría.

Lo realmente significativo no es el ataque en sí, sino las consecuencias que este podría tener. Las preguntas que surgen son: ¿Qué consecuencias reales tendrá este ataque? ¿Podría desencadenar una guerra total con Irán? Para responder a estas preguntas, es necesario analizar la posición de los tres actores principales: Irán, Israel y Estados Unidos, y entender qué está ocurriendo en cada uno de estos países y cómo se espera que actúen.

En este contexto, es importante recordar que en tiempos de campaña electoral, la polarización aumenta, y las redes sociales juegan un papel clave en este fenómeno. Los algoritmos están diseñados para mostrar a los usuarios lo que quieren oír, lo que genera cámaras de eco y hace que muchas noticias importantes pasen desapercibidas.

Una posible solución a este problema es Ground News, una aplicación que recopila noticias de los principales medios internacionales y muestra el sesgo de cada uno, permitiendo ver la misma historia desde diferentes ángulos. Un ejemplo de esto es el debate presidencial, donde dependiendo del medio, se puede ver una cobertura completamente distinta del mismo evento.

Escalada entre Irán, Estados Unidos e Israel: ¿Qué está en juego?

Ground News es una herramienta que recopila noticias y, además, te permite entender el sesgo editorial de los medios, quiénes son sus dueños y qué intereses pueden tener. Esto es crucial para evitar caer en cámaras de eco, ya que todos tenemos sesgos, incluso el propio Fonseca lo admite. Ground News te muestra las historias que no se cubren en los medios que sueles leer, lo que te permite tener una visión más crítica de la realidad. Un ejemplo claro es la noticia de que Kamala Harris publicó su programa electoral en su página web justo antes de un debate, algo que los medios de izquierda no cubrieron, probablemente porque no deja en buen lugar a la candidata.

Fonseca insiste en que Ground News no solo te ayuda a estar mejor informado, sino que también contribuye a crear una sociedad más democrática. Incluso lo recomienda como un regalo ideal para ese amigo con el que siempre terminas discutiendo de política, y ofrece un descuento del 40% en el plan premium.

Pero ahora, el foco cambia hacia un tema mucho más grave: la escalada entre Irán, Estados Unidos e Israel. Irán ha realizado un ataque que ha provocado una respuesta significativa de Estados Unidos. Jake Sullivan, asesor de seguridad nacional de la Casa Blanca, ha dejado claro que habrá graves consecuencias por este ataque y que trabajarán con Israel para que así sea. Este es un cambio importante en la postura de Estados Unidos, que ya no habla de desescalar, como en la operación anterior de abril de 2024, sino de responder.

Israel también está preparando su respuesta, y algunos ya están considerando la idea de destruir el programa nuclear iraní, sus instalaciones energéticas y paralizar el régimen. Naftal Bennett, ex primer ministro israelí, ha sido claro al respecto. Sin embargo, bombardear las instalaciones nucleares de Irán no es tan sencillo como parece, y hacerlo sería un casus belli de manual. A pesar de esto, Israel tiene los medios para hacer daño a Irán, no solo a Hezbolá o sus proxies, sino al propio país. Además, aunque es un secreto a voces, todos saben que Israel posee armas nucleares.

La gran pregunta es: ¿qué está pasando por la cabeza de los iraníes para realizar este ataque? Irán ha sufrido una serie de humillaciones y ha respondido con lo que Fonseca llama "vengan citas", actos espectaculares pero limitados.

Irán en 2024: Crisis, Elecciones y un Posible Cambio de Rumbo

Irán ha celebrado la operación "True Promise 2" en las calles, pero no todos los iraníes están realmente celebrando. Las protestas que se vieron tras el ataque fueron organizadas por el gobierno, y aunque se mostraron como una respuesta popular, la realidad es que no todos los ciudadanos están de acuerdo. El país está en medio de una lucha política interna, no solo entre el pueblo y el régimen, sino dentro del propio régimen.

El 2024 ha sido un año especialmente difícil para el ayatolá Jamenei. En enero, un atentado del Estado Islámico en el aniversario de la muerte de Soleimani dejó 84 muertos, un evento que ha sido comparado con el 11M en Irán. En abril, otro atentado en la región de Sistán y Baluchistán mató a 16 miembros de las fuerzas de seguridad iraníes. Y en mayo, ocurrió lo impensable: el presidente iraní Ibrahim Raisi murió en un accidente de helicóptero.

Tras la muerte de Raisi, Irán convocó elecciones. Aunque el país es una teocracia autoritaria, las elecciones no son una farsa total. Los candidatos necesitan la aprobación del ayatolá, pero no todos son marionetas. De hecho, las elecciones del 28 de junio de 2024 trajeron una sorpresa: el reformista Masud Peseschkian ganó a los tres candidatos conservadores, en las elecciones con la menor participación desde la revolución de 1979.

Peseschkian promete un cambio radical en la política exterior de Irán. En un país hundido por las sanciones y con una economía en declive, su propuesta es tender puentes con Occidente y negociar un nuevo acuerdo nuclear. Cada vez más iraníes están cansados de la ideología y la teocracia, y solo quieren vivir bien. Peseschkian ha hablado de fomentar asociaciones económicas, sociales y políticas con potencias mundiales y vecinos, y ha llegado a decir que busca una paz duradera en la que musulmanes, cristianos y judíos puedan vivir juntos en una misma tierra.

Aunque estas palabras pueden sonar vacías, es significativo que un presidente de la República Islámica de Irán hable de paz con judíos, cristianos y musulmanes.

Conflicto entre Irán e Israel: Reformas, Guerra y Estrategias

El presidente de Irán ha insinuado que podría estar dispuesto a reconocer a Israel si eso garantiza su supervivencia, pero no es el líder supremo del país. El ayatolá Jamenei, quien tiene la última palabra, ya ha dejado clara su postura, y no parece que vaya a permitir un cambio en la política hacia Israel. Esta situación refleja la división interna en Irán, donde una facción reformista, liderada por Peseschkian, busca negociar con Occidente, mientras que la línea dura se opone firmemente. Irán lleva años debatiendo entre estas dos posturas, y aunque Peseschkian cree que el país debe renovarse o morir, los de la línea dura recuerdan el ejemplo de la Unión Soviética, donde las reformas de Gorbachov llevaron al colapso del comunismo y la disolución del país.

Además, Irán no tiene garantías de que Israel o Estados Unidos no los atacarán, incluso si intentan negociar. En Occidente, se están tomando a Irán a la ligera, lo que es aún peor que el odio: es el desprecio. A pesar de esta desconfianza, la victoria de Peseschkian ha sido un punto importante para los reformistas. Tras la invasión del sur de Líbano, Irán ha afirmado que los países de la región pueden defenderse de los ataques israelíes sin necesidad de intervención iraní, lo que ha generado tensiones con la línea dura.

La línea dura en Irán defiende la doctrina de "militar primero, diplomático después", creyendo que el éxito en el campo de batalla es más importante que el éxito diplomático. Esta postura se ha reflejado en la respuesta de Irán tras el ataque reciente, donde el presidente Peseschkian afirmó que la acción fue en defensa de los intereses de Irán. Según él, Irán no es beligerante, pero se mantiene firme ante cualquier amenaza, advirtiendo a Netanyahu que "esto es solo la punta de nuestro poder".

La gran pregunta ahora es si este conflicto tendrá una respuesta diplomática o si ya ha comenzado una guerra sin que se den cuenta. Si Irán decide mantener a Israel en una guerra de baja intensidad, podría hacer el país invivible a largo plazo. Israel, por su parte, tiene una estrategia histórica de entrar, causar un gran daño y salir rápidamente, sin intención de controlar el terreno. Esta estrategia ha funcionado en el pasado, como en la Guerra de los Seis Días, pero tiene un problema: 10 o 20 años después, vuelven a ser atacados.

Tras el 7 de octubre, Netanyahu decidió cambiar esta dinámica, lo que explica por qué esta guerra no ha terminado en 6 días. Llevan más de un año en conflicto, y esto está teniendo un costo enorme para Israel, empezando por su economía. Moody's ha rebajado la calificación crediticia de Israel por segunda vez este año, en medio de la escalada de Hezbolá, y la falta de una estrategia de salida del conflicto está generando incertidumbre entre los inversores.

La guerra prolongada de Israel: intereses, enemigos y la amenaza de Irán

Netanyahu tiene razones personales para querer una guerra larga. Con los casos de corrupción que enfrenta, una guerra prolongada le permitiría aferrarse al poder, ya que, al terminar el conflicto, tendría que convocar elecciones, y es muy probable que las pierda. Sin embargo, más allá de sus intereses personales, Israel tiene razones estratégicas para querer una guerra larga. Por primera vez en su historia, se sienten capaces de derrotar a todos sus enemigos, y estarían dispuestos a soportar uno o dos años de guerra total si eso significa acabar con el conflicto árabe-israelí de una vez por todas.

Hamás, uno de los principales enemigos de Israel, está gravemente debilitado. Aunque el odio de los palestinos hacia los judíos ha aumentado, es difícil imaginar que puedan volver a atacar. El siguiente enemigo en la lista es Hezbolá, el grupo terrorista más grande del mundo. Israel ha logrado descabezar a Hezbolá en poco más de una semana y ahora están entrando en el sur de Líbano para destruir lo que queda de la organización. Aunque no está claro si Israel invadirá todo Líbano, lo más probable es que se limiten a las zonas controladas por Hezbolá.

La capacidad de Hezbolá para coordinarse con Irán es incierta, ya que Israel ha destruido la mayoría de su potencia de fuego. Los terroristas de Hezbolá no están disparando mucho, lo que sugiere que no les quedan muchos misiles importantes. En cualquier caso, Israel está demostrando que tiene muchos más recursos de los que nadie, ni siquiera los analistas militares, podrían haber imaginado. Ahora se ven con una oportunidad histórica para cambiar su destino para siempre, y no parece que vayan a desescalar el conflicto.

Sin embargo, más allá de Hezbolá o Hamás, la verdadera amenaza para Israel es Irán. A diferencia de Líbano o los territorios palestinos, Irán es una potencia regional muy importante, con 88 millones de habitantes, dos ejércitos (el regular y la Guardia Revolucionaria Islámica) y un arsenal de misiles avanzados, incluyendo misiles aerobalísticos e hipersónicos. Aunque Israel tiene los mejores sistemas antimisiles del mundo, como la Cúpula de Hierro, la Onda de David y los misiles Arrow, estos sistemas no son infalibles. Ya hemos visto que no han podido frenar al menos al 20% de los misiles en este conflicto, y si se enfrentan a misiles más avanzados, como los hipersónicos, estos sistemas no servirían de mucho.

Además, interceptar misiles es mucho más caro que lanzarlos, lo que hace insostenible una guerra prolongada con Irán y sus aliados. No se puede construir cientos de miles de misiles interceptores para defenderse indefinidamente. Pero por encima de los misiles, la mayor amenaza de Irán es su programa nuclear. Desde 2002, sabemos que Irán quiere desarrollar bombas nucleares, y dado su odio declarado hacia Israel, no es difícil imaginar a quién querrían atacar con ellas.

Aunque Israel también tiene armas nucleares, su pequeño tamaño lo hace extremadamente vulnerable. En su punto más ancho, Israel mide solo 134 kilómetros, lo que significa que bastarían unas pocas bombas nucleares para aniquilar al país. Irán, por otro lado, es un país gigantesco, lo que lo hace mucho más resistente a un ataque nuclear.

Israel, Irán y la complejidad de un ataque nuclear

Desde hace décadas, Israel ha intentado desmantelar el programa nuclear iraní, y en 2010 lanzó una campaña sistemática para frenarlo. Durante esta campaña, ocurrieron misteriosas explosiones en instalaciones clave de Irán, como una base de misiles estratégicos y una siderurgia especializada en aceros para misiles balísticos. Estos ataques, aunque dañinos, no lograron detener por completo el avance nuclear iraní.

Una de las opciones que Israel podría considerar es el uso de misiles Jericó, que tienen una capacidad balística significativa. Sin embargo, no está claro si estos misiles serían suficientes para destruir las instalaciones nucleares iraníes, ya que los iraníes, lejos de ser ingenuos, han construido sus instalaciones dentro de montañas. Para penetrar estas defensas, se necesitarían bombas de penetración, que son mucho más grandes y poderosas que los misiles convencionales. Estas bombas tienen una cabeza especialmente diseñada para atravesar materiales duros sin desintegrarse, pero presentan un problema logístico: no caben en cazas normales como el F-35. El avión ideal para transportarlas sería el bombardero B2, pero Israel no dispone de este tipo de aeronaves.

Israel podría recurrir a sus cazas F-15 para llevar estas bombas, pero estos aviones consumen una cantidad considerable de combustible, lo que obligaría a realizar varias paradas para repostar en el trayecto hacia Irán. Esto introduce un eslabón débil en la operación: los aviones de repostaje, que son aviones de pasajeros modificados, son vulnerables a ataques. A pesar de esto, se especula que los países árabes de la región podrían mirar para otro lado y no dar preaviso si ven un conjunto de aviones de guerra israelíes sobrevolando su espacio aéreo. Sin embargo, Irán ha advertido que consideraría a estos países tan culpables como Israel si colaboran de alguna manera, y los atacaría en represalia.

En cualquier caso, Israel necesitaría la ayuda de su "primo de zumosol", Estados Unidos, para llevar a cabo un ataque de esta magnitud. De hecho, Estados Unidos ya ha tenido que intervenir para ayudar a Israel a frenar los misiles iraníes, ya que las defensas antimisiles israelíes no han sido suficientes. Desde el 7 de octubre, Estados Unidos ha enviado más tropas y cazas a la región, sumándose a los 4,000 soldados que ya tenía desplegados. Además, el portaaviones USS Truman está situado en el Golfo de Omán, desde donde se han enviado cazas de combate, incluyendo el F-22 Raptor, el caza más sofisticado del arsenal estadounidense, para proteger a Israel.

La situación es compleja, y aunque Israel tiene opciones para atacar las instalaciones nucleares iraníes, la logística y las posibles represalias hacen que cualquier acción sea arriesgada y dependa en gran medida del apoyo de Estados Unidos.

La compleja relación entre EE.UU., Israel e Irán: tensiones, tecnología y política

Israel ha desplegado un caza con tecnología de altísimo secreto, lo que subraya la importancia del conflicto para ellos. Sin embargo, la relación entre Estados Unidos e Israel, aunque sólida en términos de alianza, no es perfecta. La relación personal entre Joe Biden y Benjamin Netanyahu es "de todo menos amistosa". Desde los ataques del 7 de octubre, Biden ha mantenido una postura clara: insta a la desescalada, mientras Israel sigue bombardeando Líbano. Biden ha dejado claro en la ONU que "nadie quiere ver una guerra a gran escala", y tanto Washington como Jerusalén saben que una guerra con Irán sería un desastre.

Una invasión terrestre en Irán no está en la mesa, al menos por ahora. Aunque, como se menciona, "a lo mejor dentro de unos meses nos llevamos una sorpresa", por el momento es casi impensable. Si llegara a haber un conflicto, sería una "guerra de salvas", un intercambio de misiles entre ambos países, similar a las campañas de bombardeo estratégico de la Segunda Guerra Mundial, pero con "enormes cantidades de misiles".

Los expertos en disuasión nuclear, como Guillermo Pulido y Triana, quienes han dedicado su vida a estudiar estos temas, suelen recurrir al humor negro para sobrellevar la gravedad de su trabajo. "Más vale que tengas sentido del humor y que sea un humor un poco negro", porque de lo contrario, el peso de estas investigaciones podría volverte loco.

Estados Unidos ha intentado presionar a Israel durante meses para que modere sus ataques. Un ejemplo claro es cuando Biden, tras los ataques de abril, le dijo a Netanyahu: "Tú no respondas, no te han hecho daño". Sin embargo, Israel insiste en que puede acabar con todas las amenazas, y no lo está diciendo con palabras, sino con hechos. Lo que han logrado hacer con Hezbolá ha convencido a muchos políticos estadounidenses.

Irán ha cometido un error estratégico al poner sus instalaciones nucleares en el tablero, lo que ha llevado a que incluso políticos demócratas, como Jarez Moskovic, empiecen a alinearse con Netanyahu. La prensa estadounidense ya empieza a publicar titulares como "el ataque con misiles de Irán a Israel deja a Biden con pocas opciones". Esto refleja que dentro de Estados Unidos, muchas voces, incluso del Partido Demócrata, están empezando a apoyar a Netanyahu, y no provienen de la derecha.

En la derecha, Donald Trump ha culpado a Biden de la situación, y en medio de la campaña electoral, las encuestas favorecen a Harris, aunque estas pueden equivocarse. La campaña de Harris se basa en dos ideas: "Trump es malo" y "yo no soy tan de izquierdas como dicen". Desde el 7 de octubre, la izquierda en Estados Unidos está más dividida que nunca en cuanto a su apoyo a Israel. Tradicionalmente, el Partido Demócrata era el aliado más firme de Israel, mientras que los republicanos solían tener más dudas. Pero desde la era Trump, los republicanos están "a muerte con Netanyahu", mientras que el Partido Demócrata empieza a tener más voces críticas.

La izquierda demócrata, la campaña de Harris y el dilema de Israel

Alexandria Ocasio-Cortez, una de las principales voces de la extrema izquierda en el Partido Demócrata, condenó el ataque de Israel, afirmando que "viola clara e inequívocamente el derecho internacional humanitario". Aunque estas voces son minoritarias dentro del partido, su impacto no puede ser ignorado. Sin embargo, en el contexto de la campaña electoral, los demócratas están haciendo todo lo posible por distanciarse de cualquier postura que pueda parecer pro-palestina. Trump ha centrado su campaña en retratar a Kamala Harris como una extremista de izquierda, incluso como comunista, mientras que Harris intenta demostrar lo contrario, buscando atraer al votante moderado y de centro.

En cuanto a la postura de Estados Unidos, por el momento, su apoyo a Israel es claro: defenderán a Israel de cualquier ataque, y si Irán bombardea, los cazas estadounidenses estarán listos para proteger a los israelíes. Sin embargo, no está claro si Estados Unidos se uniría a Israel en un ataque a las bases nucleares iraníes. Este es el dilema actual: si Israel responde, con o sin la ayuda de Estados Unidos, se arriesga a una gran guerra regional que podría no terminar decisivamente a su favor. Israel podría amenazar con invadir Líbano o incluso Damasco, pero sus enemigos no se amedrentarían, incluso si eso significara un daño mutuo.

Por otro lado, no se puede descartar que todo esto sea un farol. Israel ha demostrado tener más cartas bajo la manga de las que se conocen, como el reciente ciberataque combinado con un ataque interno en Irán, en el que participaron agentes de inteligencia y miembros de la oposición. Es razonable pensar que Israel podría arriesgarse si eso significara acabar con el programa nuclear iraní, lo que sería una victoria histórica y podría suponer el fin del régimen de los ayatolás.

El autor promete un próximo vídeo en el que profundizará en este tema, sugiriendo que podría haber sorpresas que dejarán a todos boquiabiertos. Agradece a sus colaboradores, incluyendo a Guillermo Pulido, Jesús Pérez de Triana, y su informante iraní, "Farot da Sousa", por su ayuda en la investigación.

Conclusion

La política interna en Irán muestra divisiones, con un reformista proponiendo mejorar relaciones con Occidente. Hezbollah está debilitado y la amenaza nuclear de Irán es crítica para Israel. Alexandria Ocasio Cortés critica el ataque israelí, reflejando divisiones en el partido demócrata.


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