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¿Puede Japón Salvar su Aeropuerto Hundido?

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El aeropuerto de Kansai fue reconocido en 2001 como uno de los diez monumentos más influyentes del siglo XX por la Sociedad Americana de Ingenieros Civiles.
El aeropuerto enfrenta un problema crítico: se está hundiendo más rápido de lo esperado.
Japón es vulnerable a desastres naturales debido a su ubicación sobre cuatro placas tectónicas, lo que lo convierte en una de las regiones más sísmicamente activas del mundo.
En los años 60, la economía de Kansai necesitaba un impulso debido a la competencia con Tokio, lo que llevó a la propuesta de construir un nuevo aeropuerto.
La ampliación del Aeropuerto Internacional de Osaka no era viable debido a protestas y problemas en un intento previo en Tokio.
La decisión de construir un aeropuerto marítimo se tomó para evitar la confiscación de terrenos y minimizar molestias a los residentes.
El sitio elegido para el aeropuerto estaba a 5 kilómetros de la costa de Senshu, con una profundidad de 18 metros.
La construcción del aeropuerto se retrasó debido a estudios del lecho marino y la oposición de los residentes locales, que temían por sus medios de vida.
El costo inicial del aeropuerto de Kansai era de 14.000 millones de dólares, pero aumentó a 20.000 millones de dólares para 2008.

Se construyó una segunda isla artificial y una pista de aterrizaje para satisfacer la creciente demanda de vuelos en el aeropuerto de Kansai.
Los ingenieros anticiparon que la isla se hundiría debido a la composición del lecho marino, que incluye capas de arena y arcilla aluvial.
Para evitar el hundimiento, se drenó el líquido del lecho marino antes de la construcción, comprimiendo y endureciendo la arcilla.
Se instalaron millones de desagües verticales de arena para facilitar el drenaje y la compresión de la arcilla.
Se construyó un dique resistente para proteger el aeropuerto de las olas provocadas por desastres naturales, capaz de resistir olas de hasta 3,5 metros.
El aeropuerto de Kansai se inauguró en septiembre de 1994, pero en 1999 se evidenció que se hundía más rápido de lo previsto.

El aeropuerto de Kansai fue diseñado para estar a 4 metros sobre el nivel del mar, pero se basó en previsiones de hundimiento demasiado optimistas.
En 1999, se descubrió que la Isla 1 había descendido 8,2 metros, tres veces más de lo previsto, principalmente debido a una capa de arcilla.
Diferentes partes del aeropuerto se hunden a ritmos distintos, lo que provoca vulnerabilidades estructurales.
Se instalaron cimientos balsa de hormigón para distribuir el peso y evitar el hundimiento desigual.
La terminal de pasajeros, con un sótano más ligero, se hunde más rápido que las alas adyacentes, lo que requiere ajustes periódicos en sus pilares.
Para diciembre de 2023, se estima que la Isla 1 habrá hundido más de 13 metros, un 50% más de lo previsto.
La Isla 2 también se prevé que se hunda por debajo de los 4 metros en la próxima década, agravado por el aumento del nivel del mar.
Se estima que para 2056, el aeropuerto podría estar completamente sumergido si no se encuentran soluciones efectivas para el asentamiento.

El aeropuerto de Kansai ha experimentado un aumento en la congestión de vuelos, lo que ha llevado a la necesidad de ampliar su terminal internacional.
A pesar de los constantes hundimientos, la dirección del aeropuerto se mantiene optimista y continúa con esfuerzos de ingeniería para su funcionamiento.
Existe una alta probabilidad de que el aeropuerto de Kansai enfrente un cierre debido a hundimientos en el futuro, posiblemente en la próxima década.
Otros aeropuertos en islas artificiales han aprendido lecciones valiosas del aeropuerto de Kansai, como el aeropuerto de Kobe y el Aeropuerto Internacional de Hong Kong, que implementaron técnicas de ingeniería mejoradas para evitar problemas de asentamiento.